Los blogs han muerto

No se lo he contado a mucha gente, pero conocí a mi chica gracias a los blog. Por motivos de trabajo, terminé en Melilla. Me llamaba todo tanto la atención (desde las Coca-colas con grafía árabe de Marruecos a las porteadoras que atravesaban la frontera arqueadas por fardos que abultaban más que ellas) que acabé escribiendo un blog para contarlo. Mi chica escribía otro. Empezamos a leernos y hasta ahora. De eso hace ya casi quince años. 

Aparte de lo viejo que soy, cuando lo pienso, me doy cuenta de cuánto tiempo llevo escribiendo blog. No todos han tenido éxito, ni la misma duración, ni siquiera la misma función. He escrito blog públicos y también blog solo para mí, para llevar un recuento de mis publicaciones. El último de todos, uno que utilizaba como notas a pie de página de mi novela corta Bastante inútil. 

Creo que la época dorada de los blog (al menos, en todo lo relacionado con la literatura) tuvo que ver con el surgimiento de los microrrelatos. Florecieron como hongos después de una tormenta. La comparación no es original. Tampoco lo fue la idea. De pronto, muchísima gente se dedicó a publicar sus microrrelatos en los blog. Nos leíamos unos a otros y nos dejábamos comentarios sin parar de forma recíproca, cada vez más edulcorados. Una auténtica orgía endogámica de azúcar. Poco a poco los fuimos dejando. Algunos se volvieron diabéticos. Otros, egoístas: mantuvieron su obra inédita para poder participar en algún concurso literario. 

Hace poco estuve hablando con mi amigo Nicolás Jarque y me aseguró que los blog habían muerto. Confieso que le di la razón. 

El otro día mandé un manuscrito a una editorial. Me pidieron que volviera a mandarles la obra junto con un cuestionario que debía rellenar. La mayoría de las preguntas estaban encaminadas a evaluar mi capacidad para vender libros. Sí, amigos, de eso se trata: de vender libros. Supongo que siempre se ha tratado de lo mismo, pero creo que ahora está mucho más agudizado que nunca. Una de las preguntas que me hicieron fue si tenía un blog. 

Hoy en día es bastante fácil publicar. Solo necesitas un poco de dinero y autopublicas o coeditas. Lo difícil es trascender y que te lean más allá de tu círculo de familiares y amigos. Para eso necesitas que te publique una buena editorial. Y eso es lo que persigo: publicar un libro de relatos con una editorial de las grandes. 

Mi idea es escribir este blog mientras lo consigo. Voy a intentar ser regular: publicaré todos los días uno y quince de cada mes. Como si compareciera apud-acta ante el Juzgado. Sé que no va a ser fácil. Por eso me encomendaré a quién considero el santo patrón de los escritores malditos: don Alejandro Sawa. 


(Foto extraída de la wikipedia)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Orfebrería

Don Juan