¿De dónde surgen las ideas?

 

A menudo la gente que no escribe tiene una idea romántica de la creación. Debido a su visión dualista del mundo, creen que el escritor es una especie de intermediario entre el mundo material y el mundo de las ideas. De hecho, a menudo nos preguntan por la inspiración. Como si se tratara de una musa que roba la idea para entregárnosla y nuestro trabajo se limitara a plasmarla sobre un papel. Decía Picasso que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

En realidad ignoran que el escritor (o el artista, en general) se alimenta de sí mismo. Vargas Llosa calificó al novelista en su libro Cartas a un joven novelista como un catoblepas. A mí me gusta el símbolo del uróboro: la serpierte que se devora la cola.

De eso se trata: de sacar de dentro de uno mismo las ideas para escribir. Por eso, creo que es muy importante cebarnos. Un escritor lo es toda su vida. Las veinticuatro horas del día. Un escritor escribe cuando pasea siempre que lo haga con los ojos abiertos. Tiene que leer. Por supuesto: no conozco ni un solo buen escritor que no haya leído antes, pero también tiene que vivir. Tiene que tener experiencias. No hay que olvidar tampoco lo que decía Pessoa: "El poeta es un fingidor. Finge tan completamente. que hasta finge que es dolor. el dolor que en verdad siente ".

Hace poco asistí, vía zoom, a un taller de poesía de Benjamín Prado. Si no recuerdo mal, comentó que antes de ponerse a escribir reflexionaba sobre lo que iba a escribir. Solo cuando tenía una idea bien clara la plasmaba en el papel. No es la primera persona a quién le oigo decir algo parecido. Sin embargo, no puedo estar más en desacuerdo. Un escritor debe escribir todo lo que pueda. Aunque no sepa de qué va a escribir. Más que el pensamiento, lo importante es el hábito; adoptar la costumbre de sentarse frente al ordenador todos los días y teclear. Solo así, trabajando, te encontrará la inspiración. Por supuesto, se me han ocurrido muchas ideas mientras caminaba, en la ducha, leyendo, planchando, preparando la comida, pero, en seguida, me he puesto a trabajar sobre ellas. Si me limito a reflexionar, al final las olvido.