Comienza el curso

 



Para mí, el año siempre empieza en septiembre. Supongo que es porque me resisto a abandonar la rutina del estudiante. En realidad, me resisto a dejar de estudiar. Creo en la formación continua. Nadie debería conformarse con los conocimientos adquiridos y, mucho menos, en esta sociedad que exige tantas actualizaciones. 

Siempre por estas fechas, me planteo, en líneas generales, cuales van a ser mis proyectos. Creo que es una buena manera de no perderse. Improvisar, en ocasiones, es necesario. Sin embargo, una de las cosas que he aprendido a lo largo de todos estos años es que un escritor ha de ser disciplinado. Me parece que fue Gabriel García Márquez quién dijo que una novela se escribía con el culo. Pues eso, para escribir es necesario estar sentado delante del ordenador un montón de horas. Y lo mejor para no divagar y dejarse llevar por la tentación de internet y las redes sociales es planificar tu año. Por lo menos, a grandes rasgos. 

Por supuesto, este año voy a escribir cuentos. Sería genial escribir uno a la semana, pero, en esta ocasión, me conformo con escribir uno al mes y voy a probar suerte en concursos. También voy a escribir poesía. Ya el año pasado me apunté a un Laboratorio de creación poética con David Trashumante y este año pienso continuar. Mi intención es esbozar un libro. No creo que me de tiempo a terminarlo, pero sí a escribir unos cuantos poemas y a saber por dónde van a ir los tiros. Por último, estoy escribiendo una novela corta que también pienso mandar a un concurso. Tengo hasta junio del año que viene. Justo lo que dura un curso escolar. 

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